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Esteban Gil

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Los instrumentos que se utilizan en este concierto fueron adquiridos por Esteban Gil en sus lugares de origen, durante sus viajes de investigación de etnomusicología y docencia.

El concierto
Cada instrumentos ejecutado es previamente comentado respecto de sus orígenes construcción y formas de ejecución:
El mismo es adaptable en cuanto a la duración según las necesidades de cada institución. Está pensado como una posibilidad de presentar una actividad de extensión para las instituciones educativas que puedan ofrecer a sus alumnos, padres y comunidad educativa para un cierre de año lectivo distinto al habitual.
De todas maneras siempre estamos a disposición por cualquier consulta.

El concierto tiene de por si una dinámica ágil y lo exótico de los instrumentos en nuestra experiencia lo hacen atractivo a todo publico.

Otros datos:

Desde mi infancia comencé a tener contacto con lo que luego fuera mi permanente camino en la vida: La música y la espiritualidad. De mi padre (Músico investigador de Radio El Mundo de Buenos Aires) aprendí los primeros sonidos y también las primeras historias de sus viajes a las culturas andinas que marcaron a fuego mi interés y devoción, de mis tíos abuelos quechuas sentí la fuerza de la verdad y lo autentico en sus costumbres y fiestas que llenaron mi infancia de experiencias intensas con el misterio ancestral de su sabiduría.
Así crecí sin saberlo con una meta que luego se transformaría en el eje de mi existir, caminar por el sendero de las culturas antiguas de América y el mundo. Me asombre con el primer sonido mágico que escuche a los 5 años justo el día de mi cumpleaños donde sobre mi cómoda brillaban las cuerdas de un charango boliviano que para mi sonaban también al mirarlas. Llene mis oídos con la música que durante años inundaba la casa de Buenos Aires entre los amigos de mi padre (músicos, cantores y poetas); sus anécdotas llenaban mi imaginación y me increpaban a buscar esas historias por mi mismo.

A los 12 años quede sorprendido por el padre de quien fuera mi compadre luego; Yokiro Kanagusku que sin medir palabra enseñaba sin proponérselo el Zen en el arte con las plantas y la ejecución del Koto (Instrumento musical japonés).

Mi primer viaje fue a los 19 años a Coctaca limite de Argentina y Bolivia recorrí el ritual del Tantanakui y no me quise volver. A Dios gracias volví y nuevamente viaje y nuevamente volví y viaje año tras año encontrándome con Mapuches, Aymaras, Güaranies, Chaqués, Mayas-quichés, Bororos y seguí; no podía dejar de encontrarme a mi en cada lugar. Aprendí mucho con humildad y respeto.

En la Universidad me gradué y solo confirme científicamente lo que había vivido; agradezco a los grandes maestros que tuve y que me dieron su conocimiento en el canto y la armonía.

En Europa estuve compartiendo el sonido de la vida con tantos creadores y grandes artistas como Paco Ibáñez tan sencillo como profundo, en el Monasterio de Santa Inés en Praga ofrecí el primer concierto y meditación sonora, desde entonces sigo en este camino habiendo recorrido Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia, Chile, Francia, Italia, Suecia, Suiza, Holanda y en cada lugar visite, escuche y ofrecí mi música meditacional, mis experiencias. Pequeñas capillas en la campiña sueca, o Abadías en el sudoeste francés y Museos de Italia en las pequeños poblados.

Desde entonces he recopilado unos 110 instrumentos musicales étnicos que tengo en mi colección particular y que seguiré incrementando a medida que conozca mas sobre las culturas de nuestro mundo.

Hoy continuo mi camino y los invito a transitarlo con amor y respeto para todos quienes sintamos este sonido del alma.

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